Wednesday, April 24, 2024

Alimentación como complemento al entrenamiento duro

Una buena alimentación es el complemento necesario al entrenamiento duro.

Éste constituye una agresión al organismo en la que se destruyen una serie de tejidos que no sólo es necesario reponer, sino reforzar para que nuevos, y previsibles, entrenamientos vuelvan a causar daños similares.

Como norma hay que decir que la alimentación debe ser de calidad. Esto significa, para quien busca un físico musculado, que un alto porcentaje de las calorías ingeridas debe proceder de las proteínas, uno medio-bajo de los hidratos de carbono, y una pequeña proporción de las grasas saludables.

La diferencia más importante estriba en el número de calorías que se ingieren diariamente. Quien intenta aumentar su masa muscular debe provocar un excedente en el total calórico que consume cada día. Por el contrario, quien trata de eliminar tejido adiposo debe tomar menos calorías de las que gasta con sus actividades diarias y sus procesos vitales.

También se puede apuntar que en el primer caso es más permisible el consumo de hidratos de carbono, mientras que en el segundo el control de estos es fundamental.

En cualquier caso, el consumo de altas cantidades de proteína es imprescindible.

Algunos lo cifran en tres y hasta cuatro gramos por kilo de peso corporal, y aunque otros observan que esto es algo exagerado, nadie que aspire a desarrollar músculos grandes puede tomar menos de 2 gramos de proteína por kilo de peso corporal.

El organismo necesita constantemente proteínas. Su proceso digestivo es lento, pero teniendo en cuenta que la reparación y construcción de nuevos tejidos es algo que tiene lugar durante las 24 horas del día, es importante que siempre haya una buena cantidad de ellas a disposición.

Para que su aprovechamiento sea óptimo no hay que hacer pocas comidas copiosas sino todo lo contrario. Es preferible hacer múltiples pequeñas comidas a lo largo del día, que dos o tres muy abundantes. No sólo permite una digestión más fácil y una mejor asimilación de los nutrientes, sino que también hace que estos estén casi permanentemente disponibles.

Se dice que los atletas de los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia consumían una media de tres a cinco kilos de carne diaria. Si alguien es capaz de imitarlos, que reparta esa cantidad en no menos de seis o siete comidas.

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