Friday, March 29, 2024

Controla el azúcar alimentándote correctamente

Cada vez que pones comida en tu boca, deberías comer un 40% de carbohidratos, un 30% de proteínas y un 30% de grasas. Este porcentaje de macronutrientes mantendrá tu energía equilibrada, haciendo la actividad física y mental equilibrada.

Consumir macronutrientes, carbohidratos, proteínas y grasas en la proporción de 40-30-30, disminuye la velocidad a la que el azúcar simple proveniente de los alimentos entra en el flujo sanguíneo, lo que minimiza la activación de demasiada insulina.

Si la cantidad de azúcar en sangre está por encima del nivel normal, el cuerpo alerta al almacén de insulina –el páncreas– para verter insulina a la sangre para retirar el azúcar. A menudo la insulina deja ir demasiado
azúcar, provocando la escasez de ésta. Esto podría causar sensación de hambretemblores o nerviosismo.

Comes para sofocar los síntomas y un ciclo vicioso empieza mientras otras hormonas contrarrestan esta caída y subida del nivel de azúcar.

Cuando la insulina ha dejado ir demasiado azúcar de tu sangre o tu nivel de azúcar disminuye porque estás acostumbrado a saltarte comidas, tu suministro de azúcar no es suficiente para encontrar la energía demandada de tu cuerpo. Éste es el primer estadio de alerta. Ahora la prisa está en encontrar un combustible
(fuente de energía) en algún otro lugar del cuerpo que pueda entrar en la sangre para llenar el cerebro. Uno de los sistemas de apoyo donde tu cuerpo encuentra energía inmediata es en la glándula suprarrenal.

El cortisol

Las glándulas suprarrenales vienen al rescate y liberan la hormona cortisol a la sangre para dar al cuerpo un refuerzo de energía. El único problema está en que las hormonas provenientes de la suprarrenal están hechas para dar al cuerpo un suministro específicamente de un modo de “huida o lucha”, no como un aporte resultante de saltarse una comida. Cuando la gente habla sobre subida de adrenalina, están hablando de una entrega de energía por parte del cuerpo tanto para escapar como para luchar. Cuando no comen adecuadamente y están faltos de combustible, sus cuerpos se estresan, tal y como ocurre en el modo “huida o lucha”, y responden con una ducha de cortisol.

El cortisol entre otras cosas aumenta el nivel de azúcar en la sangre. Sin embargo, las suprarrenales fueron principalmente diseñadas para emergencias, no como sustitutas de la falta de nutrición. Sobre una base constante, el cuerpo está bajo demasiada tensión cuando está en el flujo de modo “huida o lucha”. La cantidad de cortisol diario excretado en la sangre para encontrar esta demanda es bastante superior a lo normal en los momentos de estrés de la vida. Y tus glándulas suprarrenales pagan el precio.

Un exceso de cortisol con el tiempo puede deteriorar tu sistema nervioso. Esta hormona, una vez en la sangre, puede impactar negativamente en la función cerebral, y no acaba aquí. Esto afecta también al sistema musculoesquelético.

El cortisol mayoritariamente filtra minerales vitales de los ligamentos. Una gran variedad de otras alteraciones, incluida la disminución de la función inmune, la falta de sueño, la acumulación de grasa sobre la cintura, el estupor, el edema y la osteoporosis, están asociados a las suprarrenales hiperactivas.

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