Friday, March 29, 2024

Flacidez

Varios son los factores que contribuyen a que el cuerpo se torne flácido; se acrecienta o se hace más evidente después de los 30 años.Conozca como combatirla:La piel dispone de sus propios tensores naturales, denominados fibroblastos, que son células encargadas de producir colágeno y elastina.

Sin embargo, con el paso del tiempo estas células disminuyen su actividad, y empiezan a reaccionar negativamente ante algunos agentes como el sol, la mala alimentación, el estrés y los cambios bruscos de peso. La disminución del nivel de agua en la dermis es otro de los factores que acompañan a este trastorno, y es así como poco a poco, la flacidez -que es la alteración en la elasticidad de los tejidos a nivel cutáneo o muscular- empieza a aparecer en forma pronunciada en muslos, brazos, glúteos, abdomen y busto, entre otros.

Para solucionar este problema, lo más recomendable es comenzar una rutina diaria de ejercicios, que permita tonificar las áreas afectadas.

Y es que cuando una persona lleva una vida sedentaria, las fibras musculares tienden a atrofiarse, ya que el colágeno y la elastina se ven afectados por la falta de nutrientes y de una adecuada oxigenación.

Causas generales

La pérdida de firmeza es resultado del envejecimiento, pero no es exclusivo de la edad madura; hay ciertos factores que aceleran la relajación de los tejidos.

Son muchos los motivos que pueden llevar a un progresivo relajamiento y flacidez de la piel, y se hace necesario conocerlos para poner soluciones y recuperar el tono de la piel y su aspecto radiante. Entre los más importantes:

El paso del tiempo

A medida que pasan los años, las células de la epidermis pierden su capacidad para regenerarse y su poder de contención de las fibras musculares, de manera que el peso acaba venciendo la resistencia. La pérdida de firmeza es una señal evidente del envejecimiento, aunque no es exclusivo de la edad madura, pues hay otros muchos motivos que pueden generar una pérdida prematura del tono y la tersura de la piel, como veremos más adelante.

En circunstancias normales una piel joven es elástica y flexible, pero con los años la maquinaria que permite la renovación constante de las capas que forman la piel se hace cada vez más lenta. Además se reduce la capacidad de circulación de la sangre y la densidad de la red de capilares que riegan la piel, lo que reduce el aporte de oxígeno y nutrición a las células encargadas de hidratar y equilibrar. Las consecuencias del paso del tiempo en la piel son: pérdida de flexibilidad y elasticidad, sequedad, aparición de arrugas y presencia de manchas y pigmentaciones.

El embarazo

El embarazo es sin duda una de las pruebas más duras para la piel de la mujer. Durante el periodo de gestación las fibras elásticas de la piel se ven sometidas a una gran tensión por varios factores que veremos a continuación, y que trae consigo para la mujer el riesgo de que su piel quede marcada para siempre.

-Cambios hormonales :Las fluctuaciones en los niveles de hormonas pueden alterar significativamente la apariencia de la piel o reducir la capacidad de regeneración de los tejidos en algunas partes del cuerpo, lo que desemboca en pérdida de firmeza.

-Variación de peso:Por término medio, el aumento de peso durante el embarazo oscila entre los 9 y los 13 kilos, produciendo una dilatación muy acusada de las fibras dérmicas del vientre y los pechos, principalmente. Aproximadamente un año después del parto, el cuerpo habrá vuelto a su peso normal, pero no así la piel, que en caso de no ser tratada con cuidados y mimos especiales, sufrirá las consecuencias en forma de flaccidez, estrías y líneas marcadas.

-Hinchazón de las extremidades inferiores: el aumento de peso puede producir una hinchazón de las piernas y los tobillos, que también deben ser tratados para que, al final de la gestación, no queden signos aparentes.

El sedentarismo

A la larga, el sedentarismo y la falta de movimiento tienen un efecto pernicioso sobre la firmeza y tono de la piel. El ejercicio es un gran estimulante de todos los procesos que ponen en marcha la renovación de la piel: se estimula la circulación de la sangre, lo que permite nutrir a las células que dotan de elasticidad y flexibilidad a nuestra dermis; se incrementa el drenaje linfático que permite la eliminación de toxinas en las capas superiores de la piel y, además, se liberan una serie de hormonas que hacen a la mujer que practica deporte más atractiva a los ojos propios.

Los cambios bruscos de peso

Al igual que ocurre durante el embarazo, los cambios bruscos de peso como consecuencia de una disfunción alimenticia u hormonal suelen acarrear importantes y negativas consecuencias para la firmeza de la piel. Los cambios de volumen de determinadas áreas del cuerpo dilatan y contraen los tejidos a una velocidad que el cuerpo no es capaz de asimilar adecuadamente.

El estrés, la polución y el entorno

La piel está íntimamente relacionada con los sistemas inmunitario y nervioso del cuerpo, de modo que ante agresiones externas como el estrés, la polución o los cambios de temperatura el organismo responde liberando sustancias que al actuar sobre las células de la piel pueden provocar una inflamación y desestabilización de la dermis.

Estas agresiones desde el exterior actúan en la piel de un modo similar que el paso del tiempo: se produce un envejecimiento prematuro, y las células responsables de regenerar la superficie de la dermis no son capaces de responder adecuadamente a la necesidad de recuperación.

La menopausia

Durante la menopausia, la piel de todo el cuerpo experimenta una serie de cambios que se traducen en la pérdida de elasticidad y la deshidratación de la dermis. Esto es debido a que la reducción de los estrógenos propia del climaterio trae consigo una reducción del componente responsable del espesor de la piel, denominado Colágeno Tipo4.

El déficit hormonal que comienza en la menopausia se mantendrá a lo largo de toda la vida de la mujer, lo que revela la importancia de los cuidados a la piel durante el tiempo posterior al climaterio.

Las estrías

Las estrías son una de las grandes enemigas de la firmeza y la belleza de la piel. Fundamentalmente suelen aparecer por cambios bruscos de peso, embarazo o cambios hormonales. Pero también hay que tener en cuenta el factor genético: la predisposición a las estrías puede heredarse de madres a hijas.

Las estrías son el resultado de la rotura de las fibras de elastina –el componente que da elasticidad a la epidermis- y del desgarramiento del colágeno. Cuando la piel se estira, las fibras con menor elasticidad se rompen, de forma que nuevos tejidos actúan a modo de cicatrización y reemplazan al tejido original.

Los malos hábitos

El tabaco, el alcohol, el abuso del sol y una incorrecta alimentación, son grandes enemigos de la salud de la dermis.

Fumar acelera el envejecimiento de la piel, pues algunas sustancias incluidas en el tabaco provocan la oxidación de las células cutáneas.

El alcohol actúa como deshidratante de la piel. Para su metabolismo, el cuerpo necesita disponer de mayores cantidades de agua, por lo que su abuso se refleja en una mayor sequedad de la piel.

La exposición prolongada al sol es otro hábito a considerar, pues los rayos ultravioleta también son responsables de la oxidación celular y, en ocasiones, los daños que producen no se solucionan con la crema hidratante.
Otro aspecto que no se puede descuidar es la alimentación. Para tener una piel firme no es necesario ser estricta en la limitación de los alimentos, ni tampoco imponerse dietas de ningún tipo. Las tallas grandes también pueden mantenerse bellas con una piel cuidada, pero controlar los excesos evitará el sometimiento a un régimen que provoque un cambio significativo en el volumen y elasticidad de la piel en zonas problemáticas.

Y por último, recordar la importancia del agua como elemento básico para la salud y la firmeza de la piel. Para hidratarla y purificarla es conveniente ingerir, a lo largo de todo el día, un mínimo de dos litros de agua. También es importante consumir frutas y zumos naturales, que están compuestos en su mayor parte de agua.

Cuidados y prevención

La estimulación mecánica es muy importante e insustituible. Puede provenir de dos vías: del ejercicio físico, que tonifica la masa muscular bajo la piel y tensa los tejidos, así como el masaje, realizado mediante presiones que aumenten la circulación sanguínea y linfática. Si se acompañan con cremas específicas, los beneficios serán mayores.

Aplicaciones en la piel

Una exfoliación previa, esencial para eliminar células muertas, prepara la piel dejándola mas receptiva a la acción de los tratamientos que realicemos.

Se masajean suavemente las zonas frágiles (pecho y abdomen) y se friccionan las zonas más rugosas (muslos, caderas, rodillas y codos). Indicada tres veces por semana.

Los Geles y cremas modeladores y reafirmantes: alisan la piel de naranja, favorecen el drenaje linfático y tonifican la piel. Recomendado en la mañana y en la noche.

Loción hidratante y reafirmante: Además de hidratar, también favorece la tonicidad y además le aporta a la piel un sutil brillo.

Las cremas y tratamientos que se aplican en muslos, cadera, glúteos y vientre se aplican con movimientos circulares, que abarquen toda la zona. En cambio, en las pantorrillas y brazos se deben aplicar como si se estuviera poniendo una media o un guante, respectivamente.

Mejora la postura

1. De pie, con el peso del cuerpo sobre los talones. Apoya la palma de la mano derecha entre el hombro izquierdo y el cuello. Deja caer el codo derecho. Con la espalda recta, respira tranquilamente

2. Levanta lentamente el brazo izquierdo pero sin elevar el hombro. Bájalo, también lentamente. Repite 10 veces. Realiza este ejercicio con el otro lado.

Fortalece el abdomen

1. El peso del cuerpo sobre los talones y los hombros muy relajados. Coloca la mano derecha sobre las costillas izquierdas, encima de la cintura. Inhala lenta y profundamente, de modo que se abra la caja toráxica.

2. Exhala por la boca para vaciar todo el volumen de aire contenido en el vientre. Atención: las costillas debajo de la mano no deben moverse. Repite cuatro veces en cada lado.

Flacidez abdominal

Si hay una parte del cuerpo que va creciendo y soltándose con el tiempo es el abdomen, más aún si nuestro trabajo es sedentario.

Un problema de todas las mujeres que están largas horas trabajando sentadas en el escritorio, frente a la computadora, es la inactividad física. Cada día que pasa ciertas partes del cuerpo sufren afecciones por la postura que adoptamos.

Muchas veces no nos percatamos por efecto de la rutina, sin embargo nos damos cuenta en nuestra talla o peso, además de la forma y textura de los tejidos musculares del abdomen y caderas, los que no están lo suficientemente fuertes.

A este tipo de problemática se denomina Sarcopenia, que es la disminución de la tonicidad muscular y el aumento del tejido graso; la solución no está en solamente cambiar los hábitos alimenticios, sino también hay que darse el tiempo para realizar una rutina de ejercicio físicos específicos; es decir mejorar la “Calidad de Vida”.

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